Mi tÃo, David Fleischer, ha estado involucrado en la polÃtica comunitaria
durante buena parte de su vida. Siempre ha sido un fuerte crÃtico del
antisemitismo y un sionista entusiasta. Su defensa de los judÃos y el Estado de
Israel está fuera de toda discusión.
Ahora bien, mi tÃo y yo tenemos acuerdos y desacuerdos, como sucede en el
100% de los casos cuando dos personas no dogmáticas se encuentran y dialogan.
Eso sÃ, nos respetamos tanto en nuestras diferencias como en nuestras
coincidencias. Después de todo, “dos judÃos, tres opiniones”, ¿cierto? Esta
frase, que mezcla el humor con la realidad, es una de las que más me agrada
como judÃo, ya que muestra que no somos dogmáticos, que pensamos, que somos
honestos y aguerridos. Sin embargo, luego de leer los repudios contra David por
parte de diversas organizaciones -incluso de la AMIA- y de medios de la
comunidad, aparentemente no sucede asà en todos los casos. Evidentemente,
algunos prefieren el dogma y la comodidad del pensamiento único. ¿Será por ese
motivo que Hebraica, institución a la que acudo desde niño, invitó a Ricardo
Forster cuando ejercÃa el vomitivo cargo de secretario de Coordinación
Estratégica para el Pensamiento Nacional? Nadie se quejó en ese momento de que
este nefasto personaje, perteneciente a un gobierno que buscó otorgarles
impunidad a los autores del atentado contra la AMIA, diera una charla en
Hebraica.
Pero esto no es todo. A nadie le preocupó que en el homenaje a las vÃctimas
de la AMIA en 2022, cantaran algunos artistas kirchneristas -incluso una
exfuncionaria-, que defienden a una lÃder polÃtica que buscó la impunidad de
los iranÃes con un pacto de amigos y que sólo se encargó de ensuciar la imagen
de Alberto Nisman luego de su asesinato. El valiente fiscal murió por todo lo
que sabÃa, pero lamentablemente fue en vano. A nadie le importa. En lugar de
estar haciendo lo que tienen que hacer, ergo presionar para llevar a la
Justicia a los autores del atentado a la AMIA y saber qué sucedió exactamente
con Nisman, se encargan de atacar a mi tÃo por una opinión que lejos está de
haber sido repudiable. ¿Discutible? Puede ser. ¿Cuál es el problema?
Incluso en los artÃculos o comunicados más feroces contra David, no
pudieron citar ni una letra en la que mi tÃo haya reivindicado a la dictadura o
que les haya faltado el respeto a las vÃctimas. Nada. Evidentemente, lo que les
molestó fue que señalara que habÃa dentro de la juventud judÃa de aquella época
personas que reivindicaban a un criminal como el “Che” Guevara, a dictaduras
comunistas asesinas y a organizaciones de izquierda radical que también
cometieron crÃmenes contra gente inocente, y que además, en muchos casos, el
antisemitismo y/o antisionismo, que para quien escribe no son más que
sinónimos, reinaban en sus filas. ¿Acaso para oponernos a unos criminales
debemos ponernos del lado de los criminales del bando opuesto?
¿Quieren debatir el asunto? Seguramente, David estará feliz de hacerlo. Sin
embargo, este repudio generalizado, del que por supuesto se hicieron eco los
medios de comunicación oficialistas, que no son más que propagandistas de los
poderosos amigos de aquellos que pusieron las bombas en Argentina y que
seguramente participaron en el asesinato de Nisman, es absolutamente insólito.
¿Les resulta cómodo? ¿Se sienten mejores personas? ¿Los dueños de la moral?
Me veo en la obligación de aclarar que con este escrito no estoy pidiendo
ningún tipo de retractación a los medios de comunicación y organizaciones que
repudiaron a mi tÃo, a pesar de que no comparta su actitud. No obstante, la
AMIA en su sitio web señala que su objetivo es “promover el bienestar y el
desarrollo individual, familiar e institucional de la vida judÃa en la
Argentina, para asegurar la continuidad, sostener los valores de nuestro pueblo
y afianzar el sentido de comunidad”. Claramente, con este tipo de actitudes, la
institución deberÃa sincerarse y confesar cuáles son sus verdaderos objetivos,
ya que, claramente, lejos está de representar a la comunidad judÃa en su
integridad.