Netanyahu debería responder a la retórica hostil de Biden

La entrevista que el presidente Joe Biden concedió el domingo a la CNN marca una nueva y preocupante fase en la guerra fría que Washington y Jerusalén han mantenido en los últimos meses.

Analizando sus palabras, se puede intuir que no queda mucho de los cimientos de la relación especial que durante muchas décadas ha servido de eje en los vínculos actuales, proporcionando a Israel una clara red de seguridad y un escudo defensivo estable, aunque con algún que otro enfrentamiento en cuestiones estratégicas.

Aunque los comentarios de Biden se hicieron eco del mensaje que transmitió al primer ministro Benjamin Netanyahu en marzo, lo que hizo especial esta entrevista es que el presidente estadounidense no trató de suavizar la retórica ni de andarse con rodeos, como es habitual entre amigos. Dejó al descubierto sus quejas y críticas para que todo el mundo las viera, al tiempo que establecía un claro vínculo entre la conducta de Israel hacia los palestinos (especialmente en lo que se refiere a los asentamientos) y el grado en que Estados Unidos iba a ayudar a alcanzar un acuerdo de normalización con Arabia Saudí.

Biden, implícitamente, redobló la fórmula según la cual no ayudará al proceso de normalización, a menos que Netanyahu ayude a contener a “los elementos extremistas” de su gobierno, al que describe como el “más extremo” en décadas. 

Esta vez Biden no dijo que alcanzar un amplio consenso sobre la reforma judicial fuera una condición previa para que la corte estadounidense de Riad se adhiriera a los Acuerdos de Abraham, pero no se puede suponer que esto ya no forme parte de los términos de Biden, puesto que esta cuestión forma -en lo que a él respecta- parte integrante de la alianza ideológica y basada en valores entre las dos naciones

Por si fuera poco, cuando se le preguntó por la controvertida cuestión de que ambos mantuvieran una reunión bilateral, el inquilino de la Casa Blanca se quitó los guantes y lanzó una pulla a su ex amigo diciendo que el presidente Isaac Herzog visitará pronto Washington, como si fuera una alternativa simétrica a Netanyahu con amplios poderes ejecutivos. También insinuó que le desagradaba el esfuerzo israelí por llamar a la puerta de China antes de la próxima visita de Netanyahu a ese país, en medio de una rivalidad cada vez mayor entre Washington y Pekín, con este último intentando suplantar al Tío Sam como principal superpotencia económica y militar del mundo.

Se trata de una pendiente resbaladiza que ha eclipsado otras rencillas entre dirigentes israelíes y estadounidenses; la retórica de Biden trae a la memoria la frialdad con que la administración Eisenhower trató a Israel y hace palidecer en comparación la amenaza de “reevaluación” de Gerald Ford y Henri Kissinger.

La pelota está ahora en el tejado de Netanyahu. Netanyahu pronto tendrá que decidir si las consideraciones de seguridad nacional se imponen a la política interior o viceversa, porque su margen de maniobra se está reduciendo rápidamente.

Sobre el autor: El profesor Abraham Ben-Zvi es experto en las relaciones entre Estados Unidos e Israel.

Fuente: Israel Noticias