Shavuot. La Ley en un Mundo sin Ley


Por Rabino Yerajmiel Barylka, Israel

Dijo Rabí Zeirá: “Esta meguilá, no contiene (normas acerca de) impurezas ni de purezas, no prohibiciones ni autorizaciones, no fue escrita sino para enseñarte cuanta es la recompensa a aquellos que ayudan al prójimo” Midrash Rut Rabá, Parashá 2

Shavuot- Zman Matan Toratenu, que recuerda la entrega y la recepción de la Torá, es una fecha alegre y comprende en ella otras conmemoraciones no menos valederas. La Torá, es una joya que es propiedad del pueblo judío todo, ya que nunca estuvo encerrada en compartimentos estancos bajo el control de celosos sacerdotes y gobernantes. No en vano, el término hebreo por escuela, es Bet Sefer, – la casa del Libro-. Del Libro, por excelencia. El libro cuyas palabras hay que repetir a los hijos, y hablar con ellos estando en casa y andando por el camino, y al acostarnos, y al levantarnos, como nos indica el texto del Shemá.

La Torá nos fue dada como revelación. Como tal, desarrolló en el transcurso del tiempo dos concepciones complementarias. El texto y la dinámica tradición oral que no ha cesado ni siquiera en nuestros días. A través del desarrollo interpretativo, las investigaciones y las discusiones sin fin, se puede fijar el sentido de la Torá para su cimentación en un sistema normativo práctico. El pueblo del Libro, se convirtió en el pueblo de la interpretación y los comentarios. Los nuevos textos de los sabios son la creación más importante del pueblo judío a través de las generaciones. Gershom Sholem, lo expresa en esta cita no textual: “la geografía y la historia del pueblo judío están contenidos en la Torá y sus comentarios”. Cuando los niños desde los cuatro años iban a la Casa del Libro, se envolvían en sus palabras y en sus valores y los convertían en sus marcos de referencia y de pertenencia. Los setenta rostros de la Torá, que son infinitas capas interpretativas, múltiples voces en escalas distintas e infinitas, permiten que cada judío pueda tener su propia revelación personal tal como la viviera en el mismo Sinaí. En los últimos años, particularmente en Israel, se ha comenzado a desarrollar uno de los procesos más apasionantes del judaísmo contemporáneo. Experiencia que aún no ha llegado a los países de Latinoamérica en los que en otras épocas, en las que los mejores elementos de la cultura del pueblo judío adquirían rápida residencia. El ingreso masivo de la mujer judía al mundo de la Torá. Las mujeres no sólo han logrado dominar la técnica –nada fácil- del saber y pueden estudiar Guemará y sus intérpretes, y analizar la Halajá, sino que también se inscribieron en el mundo de los midrashim. Los estudian para descubrir y expresar la voz

femenina oculta en los textos por años, en los que su búsqueda era llevada a cabo por hombres en forma exclusiva.

En la noche de Shavuot, se pueden encontrar en casi todas las ciudades de Israel grupos de mujeres que permanecen despiertas estudiando, y regresan de esta manera a la experiencia de la revelación. En muchos de esos encuentros, el texto es la meguilá de Rut, que se lee, en muchos ritos, durante la fiesta.

Rut, permite una lectura femenina y una lectura masculina, que no necesariamente resaltan con igual colorido, los mismos valores y estímulos en más de un fragmento. Pero, hay también en esta fecha y en esta lectura, una posibilidad de lograr un acorde musical muy bien acompasado. En otras palabras, hay posibilidades muy concretas que sin renunciar a las diferencias de género, hombres y mujeres coincidan confiriéndose el derecho de colocar los mismos acentos, cadencias y modulaciones, en las mismas frases y palabras, para llegar a unirse en sentimientos comunes.

El tema sobre el que se puede coincidir, independientemente del camino metodológico de su lectura, puede titularse tomando las palabras del profeta Oshea (10:12) ” Siembren para ustedes según la justicia, sieguen conforme a la misericordia; rompan la tierra para sembrar, porque es tiempo de buscar al Eterno, hasta que venga a enseñarles justicia”.

El texto de Rut está marcado por la bondad y por el jesed que podemos traducir como gracia, caridad, benevolencia, ayuda, dulzura, belleza de espíritu y piedad. Desde el inicio del Libro la bondad envuelve a los personajes: 1:16… “Pero Rut dijo: No insistas que te deje o que deje de seguirte; porque adonde tú vayas, iré yo, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Di-os mi Di-os. Donde tú mueras, allí moriré, y allí seré sepultada. Así haga el Eterno conmigo, y aún peor, si algo, excepto la muerte, nos separa”. 2: 8… Entonces Boaz dijo a Rut: Oye, hija mía. No vayas a espigar a otro campo; tampoco pases de aquí, sino quédate con mis criadas. Fíjate en el campo donde ellas siegan y síguelas, pues he ordenado a los siervos que no te molesten. Cuando tengas sed, ve a las vasijas y bebe del agua que sacan los siervos”. 2: 14… “Y a la hora de comer Boaz le dijo: Ven acá para que comas del pan y mojes tu pedazo de pan en el vinagre. Así pues ella se sentó junto a los segadores; y él le sirvió grano tostado, y ella comió hasta saciarse y aún le sobró”. 2:17… “Y ella espigó en el campo hasta el anochecer, y desgranó lo que había espigado y fue como un efa de cebada”. “Y lo tomó y fue a la ciudad, y su suegra vio lo que había recogido. Y sacó también lo que le había sobrado después de haberse saciado y se lo dio a Noemí”. Podríamos seguir enumerando otros casos de dulzura y belleza de espíritu, que nos trae el relato. Pero, cualquier lector del libro encontrará sin ayuda alguna, esas referencias. Quizás esa bondad de sus antecesores permitieron que cuando Rut tuviera su hijo de Boaz, 4:17 “las mujeres vecinas le dieron un nombre, diciendo: Le ha nacido un

hijo a Noemí. Y lo llamaron Oved. Él es el padre de Yishai, padre de David”

Shavuot es una fiesta vinculada a la agricultura, pero, lamentablemente no podemos peregrinar hasta el Templo para llevar las primicias de nuestros productos. Cuando leemos Rut, nos transportamos a los preceptos inherentes a la Tierra de Israel, particularmente los regalos a los necesitados, los permisos que la Torá concede para que puedan ir por los campos durante la siega y recoger sus alimentos. Nuestros sabios llegaron a la conclusión que la responsabilidad por el otro es un valor en sí mismo.

Así llegamos a la conocida cita de masejet Sotá 14 a: “… ¿Acaso se puede ir tras la Shejiná – la presencia divina?… Se refiere ir tras las virtudes del Santo Bendito Sea, -tal como él viste a los desnudos, tal como está escrito: “El Señor Eterno hizo vestiduras de piel para Adán y su mujer, y los vistió”, así tú también viste a los desarrapados. Así como Él visita a los enfermos “Y el Eterno se le apareció a Abraham en el encinar de Mamre, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda en el calor del día.”, tú visita a los aquejados por los padecimientos. Así como Él consuela a los dolientes, “Después de la muerte de Abraham, el Eterno bendijo a su hijo Itzjak”. Así como Él sepulta a los fallecidos “Y Él lo enterró (a Moshé) en el valle, en la tierra de Moab, frente a Bet-peor; pero nadie sabe hasta hoy el lugar de su sepultura”, ocúpate también tú para dar sepultura a los muertos”.

Shavuot debe ser festejado por todos. Rut tiene elementos maravillosos para identificarse con ellos. Por encima de nuestras preposiciones, hay algo que nos une con la fiesta, sus símbolos, su significado y sus valores: La Torá como texto para hacer el bien. Para ayudar al otro. Para intentar imitar las acciones del Eterno.