Esta semana que pasó, muchos judíos argentinos pudieron recordar la tristemente célebre y falsa frase “sensación de inseguridad”, expresada hace unos años por el actual Ministro de Seguridad de la Nación, Anibal Fernandez, intentando minimizar el clima de inseguridad que se vivía. Clima que aún hoy se vive agravado por hechos cotidianos de público conocimiento al que hacen referencia los medios de comunicación.
Podrá discutirse si esta inseguridad que vive la sociedad
tiene causas distintas a las que Fernandez rehuía en aquel entonces ( 2015).
Pero será difícil para la comunidad
judeo-argentina olvidar los tres hechos- que sin concordancia entre si- la
conmovieron y aún la golpean en busca de respuesta que no aparecen.
El primero de los caso tuvo que ver con una adolescente
de 17 años alumna de una escuela
secundaria ultraortodoxa del barrio de Once. Salio de su escuela- como todos
los días- pero demoró una horas más en llegar a su casa- sin avisar a su familia.
La adolescente apareció por su casa sana y salva sin saber el tumulto que
produjo en las redes sociales que
estallaron en pedidos desesperados de búsqueda, cadena de Salmos y rumores
sobre los porque. La misma chica en un
audio pidió disculpas por ese hecho circunstancial que algunos atribuyen a un
celular que no andaba, a una reyerta familiar o a una negligencia por no
conocer o tener idea del mundo violento que nos rodea. Final feliz para el primer caso.
El segundo caso presentá aristas más confusas y fue más
grave. Otra adolescente, esta vez de 13 años de una escuela ortodoxa del
Belgrano, desaparecía sin dejar huellas entre las 15.30 de un día para aparecer misteriosamente
liberada a las 5 de la mañana del otro día. ¿ Qué pasó en esas horas ? ¿ Cuáles
fueron las causas? ¿ Dos hechos similares, con un público parecido en tan poco
tiempo ? ¿ No sería un caso de histeria
colectiva ? ¿ O quizás un Fake News de los que tanto abundan en Internet ?. La situación generó otro estallido masivo en
las redes sociales y al igual que el caso anterior tanto la DAIA a través del
Departamento de Acción Comunitaria (
DAC) como la organización Hatzalah intervinieron conjuntamente con la policía
para indagar el paradero de la joven. Otra vez los rumores; otra vez se habló
de reyertas familiares ( padres separados) pero lo que se pudo establecer es
que hubo un abierto caso de groming a través de una red social y la chica quedo
cautiva de un joven que parecía querer llevarla a un país vecino. Acorralado
por las acciones de inteligencia informática y otros medios, el joven se
entregó. La policía irrumpió en un domicilio en Villa Crespo hallando sana y
salva a la niña. No hubo ningún abuso
sexual. La Policia de la Ciudad investiga si se trata de una acción de algún grupo de traficantes de personas. La
repercusión del caso llegó a la prensa israelí.
El periodista argentino-israelí, Damian Pachter, el mismo que develara
el asesinato de Nisman y se fue de la Argentina a las pocas horas para no
volver más, cubría la información desde Israel para el diario, Israel Hayom. El
caso terminó bien. Pudo terminar mal.
El tercer caso es el de Saúl Hilu, 78 años, separado;
jubilado pero activo en su negocio de ventas de artículos de decoración y
amoblamiento del hogar. Un hombre que alguna vez tuvo una empresa exitosa que
producía alfombras pero que le fue mal, como tanto otros. Vivía en Paunero al
2700 en Palermo, muy cerca del Parque Las Heras y era un hombre muy querido en
la comunidad Yeshurun a la que asistía. Por motivos que se desconocen, el
pasado jueves por la noche franqueó la puerta de su departamento a alguna ( o
algunas) persona. Los vecinos escucharon ruidos raros pero solo el viernes por
la mañana su hija se hizo presente en el departamento de su padre porque la
mujer que limpiaba el hogar no podía entrar. Lo encontraron asesinado. Los
tobillos atados. Había un golpe en la
cabeza y un extraño polvo blanco ,que luego se supo era de un matafuego, estaba
esparcido por el lugar. Aún no se conocen los resultados de la autopsia. Se sospecha que el contenido del matafuegos
pudo haber asfixiado a Hilu ya que es un elmento que consume el oxigeno.
La casa apareció revuelta y es evidente que el asesino (
o los asesinos) buscaban dinero. Hilu era un hombre de buen pasar pero no era
un potentado. Previo a Shabat la AMIA emitió un duro comunicado exigiendo el
esclarecimiento del hecho. La víctima
era suegro del director de Sepelios de AMIA y un hombre muy vinculado a la
comunidad. La Policia perita las cámaras y hay algunas pistas que se están
siguiendo. Este tercer caso es el que peor terminó. Cabe destacar que en
ninguno de los hechos se han podido encontrar connotaciones o expresiones
antisemitas pero la comunidad judía- en especial en los dos primeros dos casos-
hubo una fuerte empatía, angustia colectiva y una solidaridad incondicional.
La conjunción de estos tres casos en cuatro días, disparó
el alerta en una comunidad judía argentina ya muy golpeada por atentados nunca
esclarecidos pero que no puede sustraerse a la inseguridad general que invade
el país fruto del deterioro económico, valores cambiados, relajamiento policial
y otras causas que en otro momento se podrían analizar. Sin embargo, esto
hechos, que es de esperar no se repitan en otros casos, ponen a la DAIA ,máximo
referente de la comunidad judía, ante inquietantes desafíos. Es que si bien su función principal es
combatir toda expresión de antisemitismo y discriminación, no sabemos si podrá
sustraerse a las nuevas modalidades de delito globalizado ( vía redes sociales)
y por lo tanto- si bien la DAIA no puede ni debe ni tiene funciones policiacas
o investigativas, deberá contemplar en
un futuro cercano otras medidas a los efectos de mitigar la ansiedad de una
comunidad golpeada en particular pero que no deja de ser parte integral de la
sociedad argentina ni deja de estar afectada por los fenómenos de la
globalidad.
En los dos primeros casos, los padres de los adolescentes de hoy, debieran tener
respuestas inteligentes para el uso de los teléfonos “inteligentes”. Si bien hoy no se puede casi
prescindir de ellos, hay que llevar a cabo en las escuelas- en este caso de la
red escolar judía- y aún de las escuelas más ortodoxas donde el uso del Smart
es algo menos frecuente, campañas de concientización a cargo de expertos para
prevenir caer en estas trampas que puedes ser costosas.
Por estos días, es difícil ser argentino. Y parece que es más difícil ser judío
argentino. ¿ O son solo “sensaciones “ de inseguridad ? .