Con Estados Unidos como aliado histórico, fuerzas rusas basadas en la vecina Siria y cerca de un millón de sus ciudadanos oriundos de la antigua Unión Soviética, Israel intenta encontrar un difÃcil equilibrio tras la invasión de Ucrania.
En Bat Yam, ciudad en la periferia de Tel Aviv donde se asentaron miles de judÃos rusos y ucranianos estos últimos años, los bombardeos del ejército de Vladimir Putin contra Ucrania provocaron conmoción el jueves.
Natalia Kogan, de 57 años, vendedora en un supermercado donde las cervezas fabricadas en Ucrania se encuentran junto a aquellas procedentes de Rusia, y cuyos padres viven en Ucrania, afirma haber quedado «estupefacta» por el anuncio de los ataques.
«Dije a mi madre y a mi padre que no se estresen. Creo que no va a durar más que un dÃa o dos, que (la guerra) será solo entre los militares», indica esta mujer de cabellos rubios, que asegura sentirse «más segura» en Israel, paÃs que sin embargo vivió el año pasado una guerra con el movimiento islamista Hamás en Gaza.
Max, de 33 años, oriundo de Rusia y que inmigró a la edad de ocho años a Israel, afirma «entender» que a los ojos del presidente Putin la posible adhesión de Ucrania a la OTAN «amenaza a Rusia».
«Pero esto no justifica una invasión (…) y lo que es más frustrante es que la gente normal sufre», agrega, asegurando que en un primer momento no siente tensiones entre ucranianos y rusos en Israel.
¿Qué deberÃa hacer el Estado hebreo ante esta situación? «Israel solo tiene que evacuar (a los judÃos) y brindar ayuda médica. No hay que ayudar a Rusia, sino más bien ayudar a los ciudadanos ucranianos y quizás también hablar con Putin si no se tranquila», continúa este joven padre de familia.
Este viernes, el primer ministro israelà Naftali Bennett propuso brindar «toda la ayuda humanitaria necesaria» a Ucrania durante una conversación telefónica con su presidente Volodimir Zelenski.
«Lazos antiguos»
El jefe de la diplomacia israelà Yair Lapid condenó el jueves la invasión rusa que constituye, a su entender, una «grave violación del orden mundial». Pero destacó los «lazos antiguos, profundos y cercanos» que unen al Estado hebreo con Rusia y Ucrania, principales semilleros de la aliá, la inmigración judÃa a Israel.
En los últimos dÃas, Israel habÃa pedido a sus ciudadanos que abandonasen el paÃs. El jueves, tras los primeros ataques rusos, se anularon los vuelos hacia Tel Aviv, lo que forzó a miles de israelÃes actualmente en Ucrania -que es por otra parte un lugar importante de peregrinación judÃa ortodoxa- a viajar a paÃses europeos vecinos para luego volar a Israel.
«Estamos dispuestos a recibir a miles de inmigrantes judÃos de Ucrania», declaró el jueves la ministra de Inmigración Pnina Tamano-Shata, cuyo gobierno no anunció sanciones contra Rusia, contrariamente a lo que hizo Estados Unidos, principal aliado del Estado hebreo.
«A pesar de que Israel tiene que condenar la violación de la soberanÃa ucraniana (por parte de Rusia), no podemos ignorar que el ejército ruso se encuentran en nuestra frontera norte (en Siria). Es una cuestión de seguridad nacional», explica a la AFP Michael Oren, historiador y exembajador de Israel en Estados Unidos.
Desde 2015, Rusia está desplegada militarmente en Siria, paÃs vecino de Israel, para apoyar a las fuerzas del presidente Bashar al Asad.
«Equilibrio delicado»
Esta intervención, con sangrientos bombardeos y destrucciones masivas, cambió el curso de la guerra en Siria y permitió al régimen de Damasco obtener victorias decisivas y recuperar territorios que habÃa perdido ante los rebeldes y los yihadistas.
No hay que olvidar además la importante comunidad judÃa de Rusia, agrega Oren. «No podemos volver a una situación en la que Israel se verÃa privado de contacto con ellos», estima.
Las relaciones de Israel con la ex Unión Soviética eran «muy malas» pero «mejoraron» con la Rusia de Putin, subraya Itamar Rabinovich, exalto diplomático israelà que sigue de cerca la polÃtica de su paÃs frente a Siria, donde operan grupo pro-Irán, enemigo número uno del Estado hebreo.
Durante los últimos años, el ejército israelà ha multiplicado los ataques aéreos contra esos grupos sin que Rusia, al menos oficialmente, se lo haya impedido.
«Rusia permite a Israel llevar adelante su guerra contra Irán sin impedir sin embargo que Irán continúe con sus objetivos en Siria», afirma Rabinovich. «No queremos poner en peligro este delicado equilibrio en nuestra relación con Rusia», concluye.
Fuente: La Razón