Esto es lo que realmente está sucediendo en Israel

 En el tumultuoso escenario político de Israel, surge una cuestión trascendental que polariza a la nación: la lucha por la Reforma Judicial. Mientras las tensiones crecen y el fervor ideológico arde, el futuro de la democracia israelí ha recibido un zurdazo de las fuerzas progresistas, mientras las conservadoras procuran restaurar la democracia.

Una nebulosa de intriga envuelve a Israel

Ecos de súplicas inundan mi bandeja de entrada, mensajes y llamadas clamando por un retrato auténtico de la situación en la tierra prometida.

Con la destitución del ministro de Defensa y bloqueos en las arterias vitales del país, el pulso de Israel parecía detenerse, mientras la huelga de los hospitales y el cierre del aeropuerto dejaban al país en pausa.

Sin embargo, el alma de nuestra cultura resistía, firme, como un faro en medio de la tormenta.

El sabor de la libertad: Pésaj entre la lucha

En el horizonte, la llegada de Pésaj trae consuelo. A pesar de la efervescencia social, un 98 % de los judíos israelíes disfrutarán del seder en paz.

Pero, ¿qué sucede con el 2 % restante? Ellos representan al “quinto hijo”, aquel que jamás logró alcanzar su verdadero potencial.

El enigma de la reforma judicial y los verdaderos titiriteros

Volviendo a la incógnita original, el problema central en Israel es más inesperado de lo que parece. Entre los manifestantes, muchos desconocen el significado de “reforma judicial”.

Lo que comenzó como una genuina preocupación sobre las modificaciones del sistema jurídico israelí, se transformó en un movimiento con un propósito más oscuro.

Los líderes de estas protestas, resentidos por la derrota electoral, han arrastrado a sus seguidores a las calles en un torbellino de intransigencia.

Los artífices de la discordia y la lucha por el poder

Más de un millón de israelíes votaron a la oposición en la Knéset, pero el resultado estuvo lejos de sus expectativas. El pueblo eligió la derecha, dejando a Lapid, Gantz y Michaeli en la sombra.

Entonces, estos tres personajes, junto al renegado político Ehud Barak, unieron fuerzas para fraguar un plan siniestro: desacreditar al primer ministro Netanyahu y su coalición.

Si no podían derrotar a Bibi en la Knéset, donde ostenta una mayoría sólida, optaron por socavar el país que juran defender.

La farsa de la oposición a la reforma y el silencio impuesto

La primera ofensiva contra Netanyahu fue disfrazada de oposición a la reforma judicial. Gritaron a los cuatro vientos que Bibi anhelaba apoderarse del Tribunal Supremo, pronosticando el apocalipsis y el colapso del tercer templo como consecuencia.

La respuesta del gobierno, débil e inadecuada, solo avivó las llamas de la discordia. La situación pudo haberse resuelto con rapidez si Bibi hubiese tenido la oportunidad de exponer la verdad, pero el Fiscal General lo silenció.

En cuanto a estrategia, fue un golpe maestro por parte de aquellos que mueven los hilos desde las sombras.

El desconocido poder del Tribunal Supremo

En la penumbra del desconocimiento, la mayoría de la población ignora el vasto alcance de la autoridad del Tribunal Supremo de Israel, un poder sin parangón en el mundo.

En una entrevista con Piers Morgan, Netanyahu reveló la magnitud de este poderío: “El Tribunal Supremo puede invalidar cualquier decisión de la Knéset, revocar nombramientos gubernamentales, inmiscuirse en asuntos militares, combatir el terrorismo e incluso intentar frenar proyectos energéticos vitales, como la extracción de gas marino”. Insistió en que ninguna democracia concede tal autoridad ilimitada a un tribunal.

La oportunidad perdida y la oscura trama detrás de las protestas

Una explicación precisa y directa podría haber abortado el movimiento de protesta, pero las autoridades desestimaron su importancia. El fiscal general, alegando un conflicto de intereses, silenció a Netanyahu sobre el tema. Así, se obvió la reducción de la autoridad del segundo personaje más influyente del tribunal israelí, generando un nuevo conflicto de intereses.

El cambio trascendental en el panorama político se hizo evidente cuando la derecha subestimó el grado de preparación de los manifestantes, tanto logística como financieramente. Sé de primera mano que se pagaba a los participantes un total de 350 shekels para asistir a las manifestaciones.

Los manipuladores y la segunda ofensiva

Lapid, Gantz, Michaeli y Barak, los cuatro oportunistas políticos, lanzaron una segunda embestida.

Alegaron que el gobierno actual se oponía a los derechos de la mujer, a la paz mundial y al régimen democrático.

La tercera fase: apuntando a los haredim

En la tercera fase, los haredim se convirtieron en el blanco de las habituales marionetas de la izquierda.

Mermado en su capacidad de oratoria y liderazgo, el equipo de Bibi respondió de manera desorganizada y deficiente durante meses, mientras la izquierda aprovechaba la situación. La persistente presión y los ataques utilizaron lo que denominaré una estrategia de marketing de “reivindicación de propiedad”, brillante en su simplicidad y efectividad.

Imaginemos diez empresas compitiendo por clientes en un mismo sector; una de ellas ofrece una garantía de devolución del dinero, alardeando de cinco ingenieros de control de calidad, un centro de atención al cliente 24 horas y un sitio web en español. Aunque todas las empresas ofrezcan el mismo producto, la que lo anuncia reclama su exclusividad.

Los ideales en disputa y la sombra de la guerra civil

En el corazón del Estado judío, los izquierdistas arguyeron que no buscaban iniciar una guerra civil, pues defendían la democracia, la igualdad y el futuro de Israel. Lapid y Barak profetizaron sangre en las calles, pero afortunadamente nadie acusó a los conservadores de desear tal conflicto.

Por el contrario, su falta de respuesta llevó a muchos a creer que Lapid y los otros perdedores electorales anhelaban paz y democracia, mientras Bibi, Smotrich y Ben-Gvir favorecían la violencia y la dictadura.

El poder en manos de la izquierda y su control omnipresente

En un aspecto fundamental, Israel se asemeja a Estados Unidos: aunque la mayoría de la población es decente y se aferra a creencias cristianas, los liberales débiles y políticamente correctos ocupan posiciones de poder.

Pensemos en la interconexión entre la industria cinematográfica, el ejército, la academia, los medios de comunicación, la economía e Internet. La izquierda política controla todo ello, con pocas excepciones. Israel no es diferente.

Por ello, cuando la izquierda percibió la debilidad de Bibi, se unieron a la lucha contra él. Pilotos, sindicatos y el sistema de salud se sumaron al combate.

La derrota electoral y la urgencia de un liderazgo valiente

Tras el revés electoral del 1 de noviembre de 2022, los izquierdistas concluyeron que no habría un país que dirigir. Mientras tanto, la derecha había pasado años estableciendo comunidades basadas en la Torá, plantando árboles para proteger las propiedades judías, y creando grupos de jesed, iniciativas de kiruv y centros de entrenamiento previos a las FDI.

Sin embargo, descuidaron un componente vital: un liderazgo audaz y valiente. Permitieron que la izquierda tomara el control, y ahora enfrentan las consecuencias.

El llamado al cambio y la esperanza de un nuevo liderazgo

Hace años, junto a mi buen amigo Moshe Feiglin, cofundé el Movimiento de Liderazgo Judío (Manhigut Yehudit). Gritamos y clamamos por un liderazgo fuerte, pero nadie nos escuchó cuando intentamos explicar esta idea.

Argumentamos entonces, y lo reiteramos hoy, que aunque se logren todas las cosas mencionadas, no importará si el liderazgo sigue en manos de los izquierdistas. Me temo que nuestra “profecía” se ha cumplido, ¡pero aún podemos cambiar las cosas! Aprendamos de este

Hacia un futuro prometedor

Aprovechemos este tropiezo como una valiosa lección y un trampolín hacia posiciones de liderazgo en todo el país. ¡Que se regocije Am Israel en la búsqueda de un futuro mejor!

Fuente: Israel Noticias